A veces tengo la sensación que alguien maneja los hilos de nuestra vida a su antojo. Sabéis que no creo en Dios, aunque tampoco concibo que seamos fruto de la casualidad, pero hay veces que uno se plantea unos objetivos, laborales o en la vida, y todo tiende a salir mal. Más allá de lo arbitraria que es la suerte, es como si hubiera una mano negra que impida que lo consigas.
Quizás esta vida que vivimos tenga como objetivo que aprendamos alguna lección, o quizás seamos como un puñetero “sim” en manos de una inteligencia superior que nos maneja y nos lleva hasta el límite, para poder subir de nivel en su cruel videojuego. No lo sé, pero a veces ves vidas en la que todo es fácil y el éxito llega casi sin esperarlo, y ves otras plagadas de desgracias y de lucha.
Quizás la vida no tenga sentido. Pero, aunque nadar a contracorriente sea lo más difícil, a veces te salva de morir ahogado.
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