viernes, 21 de octubre de 2016

DERECHO A LA MUERTE


Hace unos meses escribía yo una reflexión acerca del suicidio, la única decisión que ya no tiene vuelta atrás. Creo que, antes de tomar esta decisión, deberíamos darnos una oportunidad. Pero, lo cierto es que, si tenemos derecho a la vida, ¿Por qué no tener derecho a una muerte digna? Y no hablo solo del derecho de enfermos terminales a poder elegir el momento y forma en la que acaba su vida. Hablo de extender derecho de cualquier persona. Este mismo debate se está produciendo en Holanda en la actualidad.

Y es que no solo hay daños físicos o psicológicos que convierten la vida de las personas en un sufrimiento diario. También hay daños en el alma que provocan un dolor y desesperación profunda.

A estas personas, que ven el suicidio como su única forma de escape, los atiborramos de fármacos, que los convierten en zombis y les impiden sentir. Los mantenemos en un infierno en vida por puro egoísmo. Aunque les vemos sufrir cada día, lo preferimos a sufrir nosotros por su perdida.

Quizás, si a tiene la decisión tomada, sería mejor poder morir en una cama de la mano de tus seres queridos, que ahorcado o reventado en el suelo después de una caída desde un quinto piso.

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