viernes, 20 de enero de 2017

ALTERNANDO CON LA MUERTE


La mala fortuna ha hecho que, en estos dos últimos días, haya tenido que acudir a dos entierros, uno de un familiar y otro del padre de una amiga. Debido a las circunstancias no he podido escribir, pero si he tenido tiempo de reflexionar. No sobre la muerte en sí, pero si sobre el duelo.

Me he dado cuento de la importancia del velatorio para los familiares muy cercanos. Es cierto que, con la llegada de cada amigo o familiar, el círculo más cercano del fallecido se desmorona y vuelven a llorar y a contar como ha venido la muerte. A simple vista esto no parece bueno, pero el contar muchas veces la desgracia, ayuda a aceptarla. Ayuda a asimilarla, a asumir que ya no le verás más y que tu vida da un giro brutal.

El tiempo de duelo dependerá, no solo del cariño que tengas a esa persona, también influye la cercanía. Cuando fallece una persona que participa de tus rutinas diarias, es más duro porque le echas de menos cada día. Cuando el contacto no es diario, cuando no hay vida en común, sigue siendo muy duro al principio, pero tus propias rutinas van ayudándote a soportar el dolor y a asumirlo hasta que, con el tiempo, solo queden los recuerdos.

La muerte no es el fin del camino. Tu recuerdo, doloroso al principio, vivirá en las personas que participaron de tu vida. Intenta que ese recuerdo sea bonito.

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