Ayer, el fondo monetario internacional volvió a darnos consejos de cómo manejar la crisis económica. Su receta, la de siempre: Subir impuestos, abaratar el despido y vigilar a aquellos que buscan empleo. Me voy a detener en esta última recomendación.
No sé si lo habré comentado alguna vez en el blog pero, en el momento culmen de la crisis, allá por el 2009, yo también estuve en el paro. No he visto una estructura administrativa tan monstruosa y tan poco eficiente en mi vida. Estoy seguro que la mayoría del presupuesto del ministerio de trabajo se va en prestaciones y en dar soporte a una administración que solo sirve para gestionar el pago de la prestación.
Estoy seguro que con el desarrollo tecnológico que existe en la actualidad, sería fácil gestionar el tema del pago sin necesidad de tanta burocracia. No veo la utilidad de ir a la oficina todos los meses para que te sellen el carnet del paro. Se supone que esa prestación la has generado durante tu vida laboral y que te corresponde. Que yo pierda una mañana allí todos los meses, no significa que esté buscando empleo activamente.
El problema de las oficinas de empleo es que solo sirven para sellar el carnet del paro. Su oferta de empleo es prácticamente nula y mal gestionada. A mí solo me llamaron una vez y era para un puesto de mecánico de motores y soy Filólogo Inglés. Es cierto que en mi experiencia laboral fui coordinador de servicio técnico en una empresa de maquinaria, pero yo gestionaba los recursos, no reparaba nada.
En cuanto a los cursos, son todos de una calidad deficiente y sin apenas bolsa de trabajo. Sirven principalmente para cubrir expediente, tanto para el parado, como para la administración.
Muy pocas empresas acuden a la agencia estatal de empleo a buscar trabajadores, porque el análisis de las aptitudes de los parados, de su experiencia y de su formación es inexistente. Además, las empresas tampoco valoran la formación recibida en los cursos del INEM porque saben que son de muy mala calidad y que están enfocados a cubrir expediente.
Algún político debería dejarse de estadísticas de empleo y de chorradas y sentarse a solucionar este desastre. Mejoren la eficiencia administrativa, ofrezcan cursos de mayor prestigio y seleccionen a los alumnos en función de sus capacidades y, sobre todo, mejoren en la gestión de los recursos humanos.
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