miércoles, 8 de febrero de 2017

DE PRINCESAS Y CABALLEROS


Los chicos tienen que ser fuertes y valientes. Tienen que defender a los que son más débiles que él y ser caballerosos con las chicas. Los chicos no lloran y no muestran sus sentimientos.

Las chicas son princesas. Frágiles, tiernas y maternales. La intuición es su arma, e intentan ver más allá, interpretando los detalles, el lenguaje no verbal, los gestos…

La naturaleza hace que nos sintamos atraídos los unos por los otros y, cuando es así,  los chicos se muestran más fuertes, más duros y más protectores que nunca. Las chicas se muestran más frágiles, más tiernas y más necesitadas de protección. Todo encaja en el ciclo de la vida.

Pero el tiempo pasa. Y ella no soporta que el parezca que pasa de todo. Que no muestre sus sentimientos. Que no se implique más en las cosas. Que no tenga intuición y no vea las cosas como ella las ve.

Él no soporta que ella se preocupe tanto por cosas que su intuición le dice y que él no ve. Que ella sea siempre la que está más cansada, la que más trabaja y la que más problemas tiene, cuando él es el que pasa más horas fuera de casa trabajando. Ella justifica cada esfuerzo, cada error. Él debe de ser fuerte, no necesita hacerlo.

El mundo del caballero es distinto al de una princesa, aunque la realidad de ambos es la misma. Misma realidad, distintos puntos de vista. Caminos que se separan cuando la mujer ya no quiere ser más princesa, ni el hombre caballero. Cuando la naturaleza no les hace sentirse atraídos. Cuando el cuento de hadas se acaba…

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