miércoles, 29 de marzo de 2017

ENTRE LA ENVIDIA Y EL CONFORMISMO


Supongo que en alguna vez he hablado en mi blog de la costumbre que tenemos de compararnos con los que están mejor que nosotros, con los que tienen una mejor casa, un mejor coche, un mejor trabajo o más dinero.

Vivimos en España que, por suerte, forma parte de lo que llamamos primer mundo. Por ese simple hecho, ya vivimos mejor que el 70% de los habitantes del planeta. Además, nuestra calidad de vida es de las más envidiadas del mundo, por nuestro clima, nuestra gastronomía, nuestra gente y nuestro patrimonio histórico.

Entonces, ¿no seríamos más felices si nos comparásemos con aquellos que están peor que nosotros? Indiscutiblemente sí, pero seríamos más conformistas.

El conformismo puede ayudar a conseguir una cierta felicidad, pero no ayuda a evolucionar, ni a mejorar. Seguramente el progreso humano este plagado de gente que un día no fueron conformistas.

Aunque parezca mentira, la envidia está detrás de muchos de los esfuerzos que realizamos por mejorar nuestra posición. Nos empujar a plantearnos nuevas metas y nos arrastra a una constante evolución. Quizás provoque que nunca estemos cómodos con nuestra vida, porque siempre habrá alguien que esté mejor pero, indudablemente, nos ayuda a mejorar.

En definitiva, ni el conformismo es tan bueno, ni la envidia tan mala. Como todo en esta vida, depende con el cristal con que se mire.

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