A veces me siento como si estuviera a punto de entender el sentido de la vida. Como si mirara a través de un cristal biselado y supiera que hay algo más al otro lado y pudiera distinguir las figuras, pero no fuera capaz de ver con claridad.
Sé que a mis 44 años estoy en una época de crisis. Es cuando eres consciente que ya empezaste a ir cuesta abajo y te cuestionas el camino que has recorrido.
Es época de hacer balance y de intentar corregir el rumbo, si es que puedes.
Pues además de estar en medio de esta crisis, siento como si estuviera cerca de descubrir algo trascendental. Como si estuviera cerca de la clave que dará sentido a una realidad que parece arbitraria.
Durante siglos, civilizaciones dedicaron grandes esfuerzos a desarrollar la filosofía y a intentar dar respuesta a aquellas preguntas que nada tienen que ver con lo material y si con lo trascendental.
Hace tiempo que dejamos de buscar por ese camino. La filosofía es un campo vacío, yermo y olvidado en la actualidad. Vivimos tan rápido y tan ocupados que es difícil pararse un poco e intentar observar las cosas con perspectiva.
Tenemos tantas preguntas…y la falta de respuestas a veces son el motivo de la depresión y la ansiedad.
Yo siento que estoy a punto de encontrar mi respuesta y no pararé de mirar a través del cristal biselado, hasta que la imagen sea nítida para mí.
Creí que este blog podía estar lleno de respuestas, pero, en realidad, está lleno de preguntas.
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